"Creo en la inexistencia del pasado,

en la muerte del futuro, 

y en las infinitas posibilidades del presente (...).

Creo en los próximos cinco minutos."

(J.G. Ballard)

viernes, 5 de octubre de 2012

¿A dónde van de shopping los chinos ricos?


Todo el mundo sabe que el mercado del lujo está sufriendo mucho menos, en esta crisis que sacude al planeta, que el resto de sectores dentro de la maquinaria de la moda; gracias, sobre todo, al crecimiento económico de los consumidores chinos. Como dato, decir que según un estudio de  Bain & Company, China se convertirá en el 2015 el mayor mercado de productos de lujo del mundo. Sólo hay que darse un paseo por las grandes avenidas que albergan las codiciadas marcas de lujo, en ciudades como París, Milán, Singapore o Hong Kong. 

En un reciente viaje a París, cuando me encontraba en plena fase de exploración en busca de un pequeño hueco en el vagón del metro, un vacío atractivo entre la multitud atrajo mi atención, allí estaban ellas, tres grandes e inmensas bolsas ocupando su espacio por derecho, con sus logos fastuosos, símbolos de la opulencia que hablaban por si solos, gritaban haber salido de sitios en la que la mayoría de los mortales no pueden ni siquiera comprar nada que puedan caber en sus hermanas pequeñas. Colette, Chanel y L.Vuitton. Allí estaban, custodiadas por una pareja joven de orientales. Aquella captación de mi atención no sería ni la primera ni la última en todo el viaje.

A estas alturas ya nadie se pregunta porqué no compran estas marcas en su país, los altísimos aranceles en China sobre los artículos de lujo sumados a la devaluación del euro respecto al dólar (un 16% en el 2011) han hecho de sitios como París sean un paraíso para los consumidores chinos en estos templos del lujo. Y para sacar provecho a la diferencia de precios que existe en este tipo de artículos en países como Francia o Italia con respecto a China, esta incipiente clase pudiente decide gastarse un promedio de 11.000$ en cada viaje de shopping.

A mi mente vienen las imágenes de algunas joyas de la arquitectura contemporánea que han sido engendradas para aposentar estas marcas de lujo en las principales ciudades Chinas. La tienda de Prada en Tokio diseñada por Herzog & De Meuron o la tienda de Hermes, diseñada por Renzo Piano, son sólo algunos de los ejemplos de edificios diseñados como alter egos de las marcas, y como joyas que son, su coste no ha debido ser ninguna minucia para verse ahora desnudos en sus entrañas, esperando por todos esos consumidores chinos que no dejan de pasearse por otros países con esas grandes y fastuosas bolsas. Y aquí es dónde aparece el problema, estas marcas de lujo quieren recuperar el coste de estas cuantiosas inversiones, si bajan los precios en China reducirían el margen de ganancia y esto podría conducir a una pérdida de prestigio de la marca y las autoridades chinas no ceden en los costes de los aranceles debido al descenso de los ingresos fiscales, así es como aparece la idea de subir entre un 5 a un 10% los precios en Europa. ¿Qué conseguirán con esta medida?, pues mantener más alejados a los ya duramente presionados consumidores europeos y reducir la cantidad de las compras de los chinos, pero todavía seguiría siendo un ventajoso y jugoso viaje al extranjero para hacer shopping para ellos.